El pueblo de Curçay ha dejado numerosos vestigios de asentamientos neolíticos, galos y galo-romanos. El puente de la Reina Blanca debe su nombre a la reina Blanca de Castilla, que vino a celebrar un parlamento de justicia en el siglo XIII, acompañada de su hijo, el futuro San Luis. Un siglo más tarde, el pueblo se convirtió en una de las claves estratégicas de la línea de defensa contra los ingleses, y con este fin Hugues de Curçay transformó el castillo en torre de defensa (sitio privado). Hoy en día, frente a la torre del homenaje, encontrará una colección de cepas antiguas que ofrece un recorrido didáctico de 50 variedades de uva. Gracias a un recorrido Terra Aventura, descubra el pueblo divirtiéndose en familia.